Los hábitos literarios nos preparan a la comprensión de ciertos libros,
que sin ellos, no habríamos podido desentrañar; porque los grandes
pensadores, como los grandes músicos, necesitan de cierta iniciación,
para ser comprendidos;
sin ese guía espiritual, no podemos aventuramos en esas grandes selvas;
Dante, Wagner, Hegel... ¿cómo entrar en ellos, sin el cariñoso Virgilio
de la Iniciación?...
y, así en otros...
los jardines pueden recorrerse sin guía;
pero, ¿cómo hacer sin él, una ascensión a los Alpes?...
hay que tener el miedo y el respeto de las alturas;
nevado o genio, no las abordéis, sin haber estudiado antes el secreto
de sus profundidades;
os devorarán.
Lo que se llama Equidad, en Historia, no es casi siempre, sino una
Complicidad del Historiador, cuando no, una homogenidad de sus pasiones,
con los hechos que relata.
La Historia, no se alimenta sino de hechos;
cualesquiera teorías en ella, no son sino un vuelo de hipótesis
metafísicas, que ilustran sin expicar, y deslumbran sin alumbrar;
de esas ruinas acumuladas, que se llaman la Historia, no se levanta
sino una Implacable Desolación, más aterradora que la que impera sobre
los escombros de Menfis, o de Palmira; nada, ni los nenúfares que
embellecen las soledades de Pæstum, embellecen aquellas ruinas donde
imperó el Hombre...
sólo el Genio de la Fatalidad, se sienta meditabundo sobre ellas;
aquél es su Imperio.
La eterna y estéril controversia sobre si la Historia es un Arte o una
Ciencia, paréceme una hábil Paradoja, y un refugio de ciertos historiadores,
que incapaces de ser hombres de Arte, se empeñan en pasar por hombres de
Ciencia.
La Teoría de Fustel de Coulanges, que hace autoritariamente de la
Historia una Ciencia, como la Química, es tan radicalmente absurda, como
la de aquellos que se empeñan aún, en hallar en Homero los elementos de
la Ciencia Histórica;
yo, no sé dónde hay más candor, si en Hesiodo, o en Homero;
ni en dónde hay más Verdad, si en la Iliada o en la Biblia;
entre Apolonio, y Moisés, ¿cuál dijo más imposturas?...
y, en el fondo del Pasado, ¿qué es eso que se levanta?
¡la Impostura!
la Historia.
Voilà L'Histoire.
La Historia, tiene por igual del Arte y de la Ciencia,
según aquel que la escriba, sea un Sabio o un Artista;
con Tácito, será la Elocuencia;
con Plutarco, la Adulación;
con Tito Livio, la Belleza;
con Salustio, la Delación;
con Plinio, la Cortesanía;
con Suetonio, la Crónica;
con Michelet, la Poesía;
con Lamartine, el Poema;
con Hugo, la Epopeya;
con Taine, el Libelo;
con Thiers, la Charla;
con Quinet, la Idea;
con Luis Blanc: Todo.
porque no hay Historia, sino historiadores;
porque es el Historiador, el que da vida a los hechos de la Historia;
por la deducción le da la ciencia, y por la expresión le da la Belleza;
y, bajo su pluma, la Historia es;
por Criterio y por Estilo;
es decir, como Ciencia y como Arte.
Creador y Evocador el Historiador, evoca los hechos de la Historia,
y con el arte maravilloso de su Estilo, los explica;
y, por los ríos de las ciencias afines, sube hasta las primitivas
fuentes de la Indagación, para explicar los orígenes del Hombre colectivo,
la Evolución Histórica, el Sentido de la Vida, y los gestos repetidos y
estériles de los hombres, sobre las llanuras ensangrentadas de la Historia,
y la agresiva ferocidad de la Tierra.
La Historia, es un gran remedio contra la Credulidad de las almas, y
contra la Vanidad de los hombres;
porque ella les enseña, la vanidad de toda Creencia y la vanidad aún
mayor de toda Grandeza...
Los profesores, son siempre historiadores pacientes, pero no son nunca
historiadores luminosos;
sólo los escritores geniales, son los historiadores inmortales, porque
ellos saben dar a las incertidumbres tormentosas de la Historia, todo el
violento resplandor de su Genio;
Y, son el Sol sobre las ruinas.
Los movimientos históricos muy remotos, se presentan a nuestros ojos, en
estado extático; como el mar visto a distancia se nos aparece inmóvil;
es necesario subir hasta el hecho descrito, para verlo en su verdadera
Vida, en su misterioso hormigueamiento de combinaciones,
de pasiones de los hombres...
todos tumultuosos, todos estériles y todos fatales.
Todo hecho histórico, es una gran pasión, puesta en movimiento;
y, muchas veces, el sueño de un solo Hombre puesto en acción;
de ahí, que la Psicología y la Sociología, formen un solo y gran río
de Certidumbre Histórica;
porque la Historia es una aparición de Hombres, que se convierten en
Pueblos; y de Pueblos que se convierten en Fantasmas;
todos devorados por la Nada...
Seignobos, entre otros, cree que los acontecimientos históricos
influyen o determinan los fenómenos económicos;
y, Karl Marx, Arturo Labriola, Hunkel, y todos los apóstoles de la
Interpretación Materialista de la Historia, tratan al contrario, de
explicar los hechos históricos por las influencias económicas;
¿de cuál la razón en el litigio?
¿cuál criterio histórico más cercano a la Verdad?
si estudiáis la zona histórica, que acaba en la época napoleónica, tal
vez la primera escuela tiene apariencias de Razón;
si estudiáis el estado histórico que se extiende de esa época acá, sin
duda que del criterio de la segunda es la victoria;
aquélla era aún época de Ideas;
ésta es la época de los capitales;
aquélla era la Tiranía Política;
ésta es la Tiranía Económica;
el mundo, como siempre, no ha hecho sino cambiar de Amos.
Rothschild, reina;
¿cómo no queréis que Rothschild tenga razón?
Escribir Historia a lo Taine, es escribir comedias a lo Pratinas;
una manera indecorosa de enmascarar el Libelo.
El Ritmo, es más que la música de la Poesía;
es su esencia;
dondequiera que hay Ritmo, hay Poesía, aunque no haya Verso, y acaso
porque no hay Verso, pues muchas veces el verso es antipoético;
yo, no sé que Chateaubriand sea por nadie considerado como versificador;
y, sin embargo, ¿cual Poeta más admirable que él?...
sólo Hugo y Lamartine le fueron iguales;
y, fueron los tres, los más grandes Poetas que el Imperio del
Romanticismo contó en su Seno.
Donde hay esfuerzo de Estilo hay Retórica;
y, donde hay Retórica, no hay Poesía.
Todo Poeta, obedece a un ritmo personal, íntimo y solitario, que es
como la música individual de sus emociones;
y, la exteriorización de ese divino estado lírico, es la que se traduce
en la forma toda armónica del Verso;
aquel que no siente en Sí ese íntimo estado musical, ése hará siempre
versos; no hará nunca Poesía;
ése, no nació Poeta;
pero, nació Académico.
La ley del Verso, debe ser la Libertad, porque todo Ritmo es bello,
y todo lo bello es libre.
El Problema del Ritmo, es el Problema del Verso;
¿la Idea?
la Idea no es problema para el Verso, como el águila no es problema
para el canto...
no os preocupéis de enjaular las águilas;
enjaulad los jilgueros;
ellos cantan;
¡aprisionad los ritmos!
La patria del Ritmo fué la Grecia;
sólo la plasticidad del Genio Helénico, pudo sentir y producir, esa
Música Interior, que en el hebreo y en el sánscrito, apenas aparecía
como una virtualidad sin forma.
si el Ritmo es bello; ¿ cómo no había de venir de Grecia?
Cada hora de Silencio, es un Poema de nuestro corazón;
los ojos, hacen fiesta sobre los amplios cielos vírgenes del Pensamiento,
donde como pájaros de oro, en un azul de Serenidad, nuestras Ideas vuelan;
florecen rosales de estrofas, como hechos de nieve y de aguas;
y, en la quietud del paisaje interior, el Recuerdo canta; canta sus
viejas músicas.
fluyen arroyos rítmicos, en el misterio de nuestro corazón; corren y
cantan...;
¿qué cantan?
las canciones del Pasado...
cantan en el Silencio;
y, nuestro Dolor, sin vanos gritos, sin gestos inútiles, sin quejas
estériles, bebe el vino del Silencio, en la amplia copa de la Soledad; y
se embriaga de él.
Los bárbaros se civilizan, es Verdad;
pero, a condición de barbarizar la civilización.
Cuando yo veo un Hombre, que cree en Dios, y odia al Sacerdote, no sé
si reír de su Ingenuidad, o indignarme de su Perversidad;
¿es un cínico?
tal vez es simplemente ilógico;
la creencia en un Dios, supone un culto;
un culto, supone una Religión;
una Religión, un Templo;
un Templo, un Sacerdote;
el Sacerdote no es, pues, una causa; el Sacerdote es un efecto;
es una resultante de Dios;
¿queréis suprimir al Sacerdote?
suprimid a Dios...;
¡ah! pero, no lo haréis, no lo haréis;
sois demasiado esclavos del Miedo, para hacerlo...
morid de vuestro miedo, pero, no os indignéis con las creaciones de él;
gozad de vuestra Esclavitud, pero, no vengáis a hacer gestos de libertad,
sacudiendo al aire vuestra cadena.
Toda Filosofía metafísica, es una Filosofía religiosa y por ende, supone
un Dios, ya, sea la Indiferencia de William James, ya el Espiritualismo
Científico, de Bergson;
no hay Filosofía de valor, fuera del valor de la Filosofía;
es decir: del Ateísmo;
sólo cuando se sale de Dios, es que se entra en la Libertad.
El Autor de la Imitación, como aquel del Baghwot Ghita, fueron dos
formas de budismo, y de fakirismo mental; dos contemplativos, empeñados en
cortar sus propias alas, por temor a los ímpetus del vuelo, y de cuyo
esfuerzo de anonadamiento no queda sino un pozo de lágrimas, como al pie
de Orígenes, no quedó sino un pozo de sangre, después de su mutilación;
¡tal vez Orígenes, fué el único creyente lógico;
porque se castró, para no engendrar esclavos del Dolor!...
he ahí una forma de ser Libertador;
si el mundo la imitara;
¿qué haría Dios?...
morir, vencido por el Hombre.
El Universo, es resignado, sólo el Hombre es rebelde;
¿es superioridad del Universo?
¿lo es del Hombre?...
¿qué saben ellos?
no interroguéis esas dos Ignorancias, sólo iguales a la Ignorancia
agresiva de la Naturaleza.
Entre el Héroe y el Asceta, es decir, entre el Tumulto y la Soledad, la
Gloria puede estar con el Héroe, pero la Sabiduría está con el Asceta;
y, ¿es que hay Gloria fuera de la Sabiduría, es decir fuera de la Soledad
de nuestro propio corazón?
justamente, el Sabio no es glorioso a causa de que sabe lo que es la Gloria;
la Gloria y la Soledad son rivales;
¿qué Hombre consciente de su Grandeza verdadera, y celoso de su escasa
Ventura sobre la Tierra, sería capaz de cambiar la Gloria Silenciosa de
su Soledad, por la tumultuosa Soledad de la Gloria?...
¡ay de aquel que busca la Gloria fuera del Silencio de su corazón!;
a la hora del Dolor, no hallará, ni su Gloria, ni su corazón;
el mismo rayo los tornó en cenizas;
y, sobre las cenizas de ambos, llorará.
La Necedad, que no abdica nunca sus derechos a la Impertinencia;
y, la Piedad Cristiana, que no renuncia jamás a su sagrado derecho a la
Crueldad, aparecen siempre unidas, en los vengadores de Dios, cuando se
trata de castigar de cualquier modo la Herejía;
¿no oís a Jules Bois, cómo anatematiza a Nietzsche, desde los lomos de su
Pegaso Espiritista?...
lo insulta porque cayó:
«cloué sur son fauteuil par la paralysie»;
y, todo para hacer creer que Dios se había vengado del Filósofo,
que había: «le front dressé contre la loi du Christ»;
eso, es terriblemente grotesco, aun en un Espiritista profesional, como
Jules Bois;
y, ocurre preguntar a éste, como a todos los administradores de la Cólera
Divina en altas dosis.
¿Nietzsche estaba loco cuando escribió sus libros?
¿enloqueció a causa de haberlos escrito?
¿no existían en él, las disposiciones atávicas, y el morbus patogénico que
desarrollaron el mal?
¿los libros surgieron del morbus, como un castigo del Filósofo
contra Dios?
¿el morbus surgió de los libros, como un castigo de Dios contra el
Filósofo?
de todos modos es triste la Impotencia de ese Dios, que frente a
la Herejía de un Hombre, se encarga de vencerlo y no de convencerlo;
y, en vez de darle un rayo de luz, para entrar en la Razón, le arrebata
por completo la luz de la Razón...
y, en vez de prender en los cielos del Milagro, aquel rayo que salvó a
esa alma de Verdugo que fué Saulo, desprendió de los cielos del Castigo,
aquel rayo que había de pulverizar la mente, de ese gran Pastor de
Paradojas, que fué el Creador de Zaratustra;
¿por qué será que el Dios de los creyentes, no puede dejar de oscilar,
como un péndulo, entre lo Terrible y lo Grotesco?
porque los dos polos en que se apoya son:
el Miedo y la Imbecilidad;
por eso.
El Deber, según Kant, «es una Acción, que necesariamente debe ejecutarse,
por sumisión a una Ley»;
es decir: una Esclavitud;
todo Deber, es una Servidumbre;
¿dónde, pues, encontrar la Libertad?
fuera del Deber, es decir, fuera de la Ley;
pero, ¿se puede vivir fuera de la Ley?
sí;
dentro de Sí Mismo, fuera de las fronteras de todo Deber y toda Ley;
libera anima; con el alma libre;
es decir, el Anarquista mental;
el Hombre Libre, en una Sociedad de esclavos.
Hame sorprendido siempre, enormemente, que hombres del raro valer mental
de Arturo Schopenhauer, hayan escrito grandes libros, con el solo fin de
buscar el fundamento de la Moral;
porque paréceme, que éste, se muestra a vuelta de poco esfuerzo, con una
transparencia cristalina, y no por modo de Revelación, sino de simple
Demostración, al espíritu del menos agudo de los filósofos en vena de
escudriñar;
basta querer ver, para hallar sin esfuerzo, que:
la base de toda Ética, es el Interés;
el Interés Colectivo, imponiéndose como norma al Interés Individual, para
anularlo;
y, esa lucha entre el Interés Social, y el Interés Individual, entre la
Sociedad despótica, y el Individuo libre, ha sido la lucha de todos los
tiempos y todos los momentos de la Historia, y a través de ella la Moral,
ha sido el Código Social, imponiéndose al Individuo, para limitarlo y
anularlo;
de ahí, que toda Moral, es anti-Individualista, y por ende, anti-Natural,
y anti-Humana; es el Sacrificio del Individuo a la Colectividad;
la absorción del Yo, por ese Minotauro llamado:
TODOS;
toda Moral se disuelve en leyes, como la nube se disuelve en agua;
de ahí, que la Ley, tenga el mismo origen que la Moral: el Interés
Colectivo, en guerra con el Interés Individual; la guerra de Todos, contra
el Yo, que debería ser Sagrado e Intangible;
todo Precepto, todo Deber, toda Ley, es un yugo;
código de rebaños;
se ayuntan los bueyes;
no se ayuntan los leones;
he ahí por qué, los hombres aman los bueyes y no los leones;
porque no los ayudan a arar sus campos;
los leones, no son explotables, he ahí por qué los leones son abominables;
los leones, no quieren ser esclavos;
he ahí por qué los leones son un peligro;
como los hombres libres;
no deben existir;
he ahí por qué se organizan cacerías contra los leones y contra los hombres
libres...
sociedad y Libertad son incompatibles;
es natural que la Una devore la Otra.
Aquel que tiene más deseos vive más, porque el Deseo es una Intensidad:
desear es vivir;
la Fuerza del Deseo centuplica la Fuerza de la Vida...;
y, sólo el deseo de lo Imposible, hace posible el Vivir.
El word, word, word, que dijo Hamlet;
¿no lo habían dicho Sócrates y Caliclés, cuando dialogaban sobre la Moral
del más fuerte?
las Palabras, eran ya ídolos entre los Sofistas;
y, hoy, morimos aún de la Idolatría de las Palabras;
y, eso, porque vivimos aún de la fascinación de los Sofistas...
La Soledad, es el único escenario digno de las nobles actitudes del alma;
todo gesto puro, todo gesto noble, no se expande en su soberana Belleza,
sino en los horizontes sin testigos de la Soledad y del Silencio;
todo espíritu superior, es anti-teatral, pese a los manes de Goethe y
al falso cenobitismo de Tolstoï;
todo Hombre Teatral, es hombre pintoresco, ya sea el Canciller áulico de
Weimar, ya el Moujik polígrafo de lasnaïa-Poliana;
la Soledad, es el decoro y la decoración de los grandes gestos del
Espíritu;
los otros, los del cuerpo, ésos piden el espectáculo policromo y
abracadabrante de las multitudes y de los hombres;
el Pensador, es uno;
el Actor, es otro.
Verse, he ahí el gran placer de una alma en Soledad;
verse desnuda, en todo el esplendor de su Belleza Mental, extendida sobre
la roca de su aislamiento, bajo el páilido sol de la Vida; sol de tarde;
sol sin rayos; sol vencido;
ningunos ojos más que nuestros ojos, fijos sobre el Abismo de nuestro
corazón viéndolo sangrar y palpitar sagradamente...;
ninguna otra mano, que la mano de nuestra propia compasión, tocando sus
heridas, que ya no nos dignamos curar, siquiera sea con el bálsamo del
Consuelo;
¡curar! consolar!...
¿para qué?
¡palabras que son flores de los jardines de la Vida! ¡flores de cobardía!
¡quién se dignará cultivarlos en los jardines de la Soledad, vecinos al
Huerto de la Muerte!...
¡el Consuelo! ¡cómo suena extraña esa palabra, en el fondo de un corazón
que ha renunciado a él!
hay una acústica extraña, en esta zona de Renunciaciones que se llama: la
Soledad;
las grandes palabras pierden en ella toda sonoridad;
el Dolor, el extraño monstruo, que ayer nos hacía temblar, es en estos
parajes de la Fortaleza, como un león embalsamado, sobre el cual cabalgamos,
y del cual seríamos capaces de reír si la risa no fuera el gesto más innoble
que puede deshonrar el rostro de los hombres;
¡cómo son ilimitadas las perspectivas de la Soledad y del Silencio!...
todo lo engrandecen, en un Ideal de Magnificencia;
nada hay más alto que sus perspectivas estáticas, como cristalizadas,
en afonía; desde ellas se toca el único cielo posible, el de la Nada;
es de allí, que vamos a emprender el vuelo hacia la Nada;
la ¡NADA!...
¿cómo pueden los hombres tener otro sueño que no sea el de volver a esta
Madre cariñosa, en cuyo seno no conocieron el Dolor?...
es desde estas alturas insonoras de la Soledad y del Silencio, que se puede
mirar tranquilamente la Vida, con cierta especie de sagrada atonía, que es
como una Impersonalidad; sin apasionarnos por ella; sin amor por sus amores;
sin odio por sus odios; con la suprema Indiferencia que da la cercanía de
la Muerte; de esa colina luminosa de las Transfiguraciones,
que es la Tumba...
ese suave anonadamiento, por el cual, dejamos de ser el Hombre y nos
hacemos, la Tierra; dejando nuestra vida entramos en la Vida;
¡ah! se puede matar su Vida;
pero no se mata la Vida;
huimos en la Eternidad;
pero no podemos huir de la Eternidad;
se está siempre en ella;
y, el morir, no es sino el vivir en ella;
de espaldas a la Tierra, de cara al Sol, nos pudriremos mañana, devorados
por la Tierra; cerrados nuestros ojos por el polvo de la Tierra; tapados
nuestros oídos por las manos de la Tierra; sellados nuestros labios por
los besos de la Tierra...
ciegos ante los cielos de la Vida; sordos a los clamores de la Vida; mudos
para las cosas de la Vida; disuelta nuestra vida; en el seno de la Vida;
la Vida vivirá en nosotros; y nosotros viviremos en la Vida;
muertos, continuaremos en dar la Vida;
los gusanos que nacerán de nosotros, serán nuestros hijos, y de nuestra
Muerte, extraerán su Vida; y, ellos, nacerán, vivirán, amarán se
reproducirán y morirán a su vez, dando la Vida;
¡oh! ¡la Vida!
¡la Eternidad de la Vida!
¡lo Inagotable de la Vida!
¡qué odiosa es la Vida!...
¿cómo escapar a la Vida?...
¡Valles del Silencio! ¡Soledades del Silencio!
¡cosas del Silencio!...
vuestro Imperio es el corazón del Hombre;
¡el miserable corazón del Hombre, desnudo y prisionero en los brazos
de la Vida!...
No contéis vuestros días venturosos por los placeres de que habéis gozado,
sino por los dolores que habéis evitado;
evitar el Dolor, es la forma posible del Placer.
Haber vivido, es un Consuelo y un Reproche;
un Consuelo, porque ¡hemos dejado atrás tantos dolores!...
un reproche, porque ¡hemos podido evitamos tantos dolores!...
¿cómo?
destruyendo el nido del Dolor;
no me digáis que no;
yo sé todas las razones que alegra vuestra Cobardía;
¿no he de saberlas, si por ellas vivo?...
El cadáver de la Ventura apesta la Vida, mucho más que
el cadáver del Dolor.
Si el Hombre pudiera matar su Deseo, mataría su Ventura;
porque; ¿qué cosa es la Ventura, sino un Deseo?...
Hay seres a los cuales damos el título de amigos, a falta de otro que
darles, y porque no los despreciamos bastante para creerlos nuestros
enemigos;
y, tal vez, la sola razón que tenenos para incluirlos en el número de
nuestros amigos, es que sabemos que hablan mucho contra nosotros, con un
fervor de amigos.
¿Por qué culpar a ciertos hombres, de que no hayan amado como otros la paz
del Hogar, los tumultos de su Patria, y el suave declinar de su Vida en el
Silencio de las montañas nativas, buscando su tumba allí, no lejos de donde
la Naturaleza puso su cuna?
hay en esta acusación más bajeza que crueldad;
¿por qué culpar a los marinos y no al viento, de la inconstancia de las
olas que los llevan?...
¿por qué culparlos a ellos, y no a la Tempestad que los devora, si no les
fué dado dormir el Sueño Eterno, a la sombra de las colinas maternales,
y no en el fondo tenebroso del Océano?...
pero, como es sólo a los hombres de Genio, a quienes se hace esa acusación
de Inconstancia, no es su Inconstancia la que se acusa, sino su Genio...
y, no es el Honor de albergar sus huesos, el que se disputa su Patria,
sino el triste honor, de no haber podido aventarlos lejos...
Todo el drama de nuestra Vida Intelectual, está encerrado entre dos
preguntas de nuestro corazón;
cuando jóvenes nos obsesiona diciéndonos:
¿por qué no trabajas? y, luego en la tarde de la Vida, nos murmura:
¿por qué trabajas?...con el primer reclamo, nos lanza hacia la Vida de la Vanidad;
y, con este último, nos muestra toda la Vanidad de la Vida;
la Vida, que se hace estéril, a fuerza de querer hacerla buena;
la Vida, que nos enseña que el más bello gesto es aquel que no se esboza;
que las manos bellas, son las manos inmóviles;
que las manos sagradas, son las manos mutiladas...
y, que todo esfuerzo es insensato, a fuerza de ser Inútil...
La Igualdad, es la Esperanza de los débiles y la Amenaza de los fuertes;
ningún Hombre Extraordinario, es un Hombre Igualitario;
la Igualdad, es hecha para cortar las garras a los leones y proteger
el vellón de las ovejas;
la Igualdad tiende a desarmar al Hombre Fuerte, a colectivizar esos
terribles Hombres Superiores, en los cuales, el pecorismo medroso, que
es el alma de las Democracias, cree ver siempre un César larvado,
moviendo el germen amenazante de sus alas;
he ahí por qué los espíritus débiles son demócratas, por Necesidad;
los Grandes Espíritus, llegan a serlo, por Generosidad;
en los primeros, la Democracia, es un Instinto; el Instinto de la
Conservación;
en los segundos, es una Virtud; la Virtud de la Abnegación;
en el Genio, la democratización es una Abdicación.
Genio que abdica, es Genio que se sacrifica; estérilmente...
el león entrega sus garras, y las democracias, con las garras le cortan
las melenas...
y, lo azotan con ellas...
y, el Martirio del león no es un Martirio, es un Castigo;
el león amó la Democracia, porque la creyó la Libertad;
y, la Democracia, lo castigó; como Dalila;
justo castigo de un león, enamorado de una estrella.
El corazón que todo lo perdona, es un corazón que lo sabe todo;
pero, no os engañéis sobre el sentido de la palabra: Perdón;
perdón, quiere decir: desprecio;
comprender la Vida, es perdonar la Vida, es decir, despreciar la Vida;
y, este Desprecio, ahogando el corazón, ahoga la Vida misma.
El culto de la Voluntad;
he ahí el gran culto; el culto del Heroísmo y de la Fuerza...
y, ¿en qué podrá el Hombre, emplear más noblemente su Voluntad que en
morir?...
he ahí aquello para lo cual el Hombre no tiene Voluntad;
y, el Mundo sí la tiene;
y, la Voluntad del Mundo, estrella al Hombre sin Voluntad , contra los
mares de la Vida;
nacer sin Voluntad;
vivir sin Voluntad;
morir sin Voluntad;
he ahí toda la Voluntad del Hombre.
La Vida, no es sino una cabalgata de Derrotas, al fin de la cual,
el Destino, para libertamos, nos empuja brutalmente hacia la Roca Tarpeya
del Sepulcro;
y, retrocedemos ante la Muerte; es decir ante el Triunfo, y ante
la Libertad;
y, renunciando a vencer, no cesamos de hablar de la Victoria;
y, remachando nuestras cadenas, no renunciamos a hablar de Libertad;
y, he ahí que no se sabe por cuál lado es el Hombre más miserable,
si por la esterilidad de las palabras que dice, o por la debilidad aun
mayor de los gestos que ensaya;
pobres gritos y pobres gestos, que oscilan sin cesar, entre la
mansedumbre estéril de la oveja, y la inquietud inútil del mono.
A dónde buscaríamos hacer un nido a nuestras esperanzas, que no fuese
en el fondo de nuestro propio corazón?
mas, ¿quién levantará el nido de su Ventura, allí donde no deja de
caer el rayo?
toda cima es desnuda, y no hay mayor desnudez que la de un corazón en
desamparo:
sembrar en ese corazón, es hacer jardines para la Tempestad;
no creáis en la paz de ese corazón: es el Silencio que precede al rayo...
Dar su Vida a una Idea, es la única manera de embellecer su Vida y
ennoblecer la Idea;
no hay Idea que valga el sacrificio de la Vida, dicen aquellos que creen
que la Vida vale;
¿qué Idea tendrán ellos de la Vida?
y, ¿cuál tendrán de la Idea, aquellos que le dan su Vida?
¡pobre Vida, tan adulada!
¡pobre Vida, tan calumniada!
y, ella no es sino un miraje, que la Muerte llena con el estruendo
de sus alas...
en vano los hombres, ebrios de palabras, cierran los ojos, se cubren
los oídos, y se echan por tierra para no ver y no oír los grandes
vuelos de la Muerte...
despertarán en su profundo seno.
Los espíritus débiles, hacen esfuerzo por levantarse hasta las Ideas;
los grandes espíritus, levantan las Ideas hasta ellos;
los hombres, se refugian en las Ideas, como en un Templo;
y, las Ideas, se refugian en un Genio, como en un Cielo;
y, es del Cielo que bajan las auroras;
sobre los Hombres;
y, sobre los Templos.
Cambia la solemnidad de los paisajes interiores;
cambia y se hace aún más bella, a medida que se avanza en los parajes
meditativos de la Vida;
el Sol , se hace occiduo;
el horizonte bajo; la Tierra penumbrosa;
vaga un olor de Eternidad, sobre los huertos mudos del Misterio;
lento viaje hacia la Noche hacen las nubes; han perdido el capricho de
sus formas;
el Ocaso, ya sin púrpuras, es un valle de Silencios;
florece la Idealidad, en las cimas pensativas;
hay un vuelo de Tinieblas en la calma augusta y grave;
y, en los cielos, ya sin oros del crepúsculo, una Noche muy amable, va
prendiendo luminares, com su mano tersa y grave, mano suave...
es la hora lenta y pálida, en que muere la Esperanza;
y, el rosal de la Ilusión no tiene rosas...
¡nada queda en el místico rosal! ni siquiera la crisálida de Dios...
debe ser bello el Sueño de los que ven a Dios, más allá de los limbos
de la Muerte... ¡flor de Ensueño!...
pero, es más grande y más fuerte, el Sueño nuestro, el Sueño de los
que no vemos a Dios, más allá de los cielos sin fronteras, y no vemos
sino la Sombra de nosotros mismos, reflejada sobre el abismo de la
Eternidad;
la Imagen de Dios, hace temblar de Espanto, a los que entran en la Muerte,
creyendo en ese Juez Inexorable, desnudo de Piedad;
en vano para ellos, la palabra Misericordia, hace como la curva de un
ala blanca, sobre las negras puertas de la Tumba;
entran en ella, temblando y sollozando;
y, nosotros que no creemos; nosotros no temblamos;
el Espanto rompe sus alas al querer azotarnos las espaldas.
Dios hace triste la Muerte;
y, sólo los que no pensamos encontrarlo en ella, nos avecinamos a
la tumba, con suaves lentitudes, enamorados del Sol de su seguridad, de su
divina Paz Inmóvil.
Nuestro Pensamiento es luminoso, porque es Sol;
y, es caluroso, porque es Sol;
del Sol y de la Tierra somos hijos;
he ahí, por qué damos calor y damos luz;
iluminamos;
confortamos;
y, morimos;
como el Sol.
El Amor de Dios, no es en las almas creyentes, sino una Necesidad de ser
amadas por él.
En un Escritor, en el cual, la Imagen y la Palabra de la Muerte, no
aparezca con persistencia grave, hallaréis tal vez un Escritor, pero,
nunca un Pensador...;
porque la fascinación de la Muerte, está en el Pensador;
y, es, que la Muerte, como la luz, nos envuelve por todas partes y viene
de todas partes hacia nosotros.
Un Error, que es fecundo, no es un Error; es una Verdad, por el solo
hecho de dar la Vida;
y, una Verdad, que es estéril, no es una Verdad;
es un Error.
lleva el vientre repleto de cenizas.
Aquellos que radican el Sobrehumano, en un Mañana Heroico, al cual
deben tender todas nuestras energías, ¿qué nos aconsejan? el Sacrificio;
el Sacrificio, que es una Inferioridad;
el Mañana, no nos pertenece; ¿qué nos importa que sea heroico o servil?...
en cambio, Epicuro, que radica el centro de la Vida, y el objeto de
la Vida, en el Hoy, sin preocupamos de otra cosa que evitar el Dolor, ése,
nos enseña el Egoísmo, esa Virtud de Dioses que permite al Hombre
desarrollar su Vida, en grandes líneas armoniosas, hacia un fin lleno de
Dignidad y de Valor, y marchar sin violencias, que todas son engendradoras
del Dolor, hacia el Gran Reposo, en la Nada, sin preocuparnos del mañana
que pertenece a otros, y como tal a otros, el cuidado de vencerlo...
toda Actividad, es un Sufrimiento;
la Insensibilidad, es el Ideal.
El contacto demasiado violento con el Dolor, hace reaccionar el alma
según su naturaleza;
los corazones débiles se humillan;
los fuertes se rebelan;
el Ruego o la Blasfemia;
he ahí los únicos gestos, que el Hombre, herido y vencido por el Destino,
sabe usar ante sus Insólitas Crueldades;
gestos igualmente absurdos; igualmente estériles;
¡rogar! ¿a quién?
¡ indignarse! ¿contra qué? ¿contra quién?...
la misma mudez, la misma soledad, reflejarán el gesto de aquel que dobla
la cabeza y se arrodilla, que el de aquel que tiende colérico sus puños
al Vacío y escupe al cielo desierto...
el mismo horizonte inerte y despiadado, percibe el gesto de estas dos
larvas, ensayando el mismo gesto de Impotencia...
solas, desesperadas y vencidas...
Yo sé bien, que el Triunfo del Individualismo, sería la ruina de las
sociedades;
pero; ¿qué puede importarme a mí, pobre átomo perdido en medio de este
torbellino de fuerzas ciegas que me abaten, el que mañana, cuando yo no
sea ya, arrecie o se acabe este huracán que me persigue?...
que haya mañana sociedades vencedoras o vencidas, ¿qué puede importarme
a mí que dormiré ya, quieto para siempre, lejos del tumulto de toda
Sociedad?...
ejercer mi Individualismo ahora, en medio de este Colectivismo abrumador
que todo lo devora; ejercerlo en mi Soledad;
ser libre ahora, en medio de esta Esclavitud social y mental que todo lo
doblega: libre en mi Soledad;
ser yo, con mi Yo Intangible y Soberano, en el Imperio de mi corazón,
que nadie ha conquistado;
Yo, en mi Soledad;
la Libertad, en la Soledad;
he ahí el problema del Hombre Libre;
he ahí la única tendencia, que puede defender y ennoblecer este gesto
irrazonado y violento del Absurdo, y que llamamos: Vida;
porque; ¿qué soy Yo, sino un gesto que esbozan otras manos, y una palabra
que dicen otros labios?
manos de Eternidad y de Fatalidad, que modelan la Vida, y de la cual,
Yo soy un gesto vago;
labios de Eternidad y labios de Fatalidad, que dicen las palabras
misteriosas del Enigma y de los cuales Yo soy un eco vago...;
roto mañana, contra los escollos de la Muerte;
¿qué quedará de este gesto y de este grito?
nada;
ni la sombra de una sombra que pasó;
ni el eco de un eco que se oyó...
Quién curará la Melancolía, de aquellos que han vivido mucho y se ven solos
sobre la tierra?
sus párpados alzados, sus pupilas altivas, no ven ya sino sobre
la Eternidad, porque su Vida les ha pesado mucho, y con sus propias manos
sembraron la Soledad;
¿quién les hace compañía?
su Pasado;
he ahí una ruina que proyecta su sombra sobre otra ruina...
y, ambas la proyectan sobre una tumba...
sobre una tumba abierta, que como una boca de mujer nos llama;
la tumba, nos sonríe y nos espera;
ella sabe que siempre somos suyos...
Si la Vida en Sí no tiene sentido; ¿cómo buscar el Sentido de nuestros
gestos en la Vida?
y, ¿debemos por eso odiar la Vida, como el Prometeo de Goethe, porque no
nos dió todas sus flores ?
¿odiarla?
¿no recordáis, lo que dice Eurípides?
«el enojo volver contra la Vída,
no es Razón, pues de enojo no se cuida»
No es Verdad que «analizar lo más posible,
es sentir lo más posible»;
analizar no es sentir, es comprender;
comprender, no es un Placer;
comprender, es un Dolor;
porque comprender, es penetrar la Vida, ir al fondo de la Vida;
y, en el fondo de la Vida, no está sino el Dolor;
y, el contacto con el Dolor, no da Placer;
y, menos con nuestro propio Dolor...
Rompemos nuestro corazón, con la Esperanza de arrancarle su secreto;
y, después, no sabemos qué hacer de nuestro corazón;
y, sobre todo; qué hacer de su Secreto...
¿Por qué todos los días se abren nuevas heridas en nuestro corazón?
¿nuevas heridas?
no;
son las viejas heridas, que no se cierran nunca, y florecen como rosas
a cada primavera;
¡cómo son rojas esas rosas!...
¿aun ha habido sangre para teñir sus pétalos?...
¡cómo brilla en ellas el rocío!...
¿aun ha habido lágrimas para regarlas?...
¡oh! corazón;
¡oh! Dolor;
¡oh! fuentes de la Insensatez y de la Vida;
sois inagotables.
La frase de los analistas; «mirarse vivir» ¿es justa?
no;
lo que hacemos cuando nos observamos, es: «mirarnos morir»;
porque es la Muerte, la que trabaja en nosotros y no la Vida;
la posesión de nuestra alma no es sino eso: ver el Sol de la Muerte
alzarse sobre nuestros paisajes interiores e iluminarlos con la tristeza
de sus ojos, constelados de astros.
Pascal, que miraba muy hondo en su corazón, sentía: «la amargura y el
disgusto de mirarse»;
sus ojos de asceta, se rebelaban a ver sus propias desnudeces;
la ruina de su corazón, le daba espanto;
y, eso que sobre la Tristeza de esa Ruina, brillaba la Ilusión de Dios;
¿qué será la tristeza de un corazón sin Dios?...
una ruina sin Sol;
y, ¿para qué sirve el Sol, sino para hacer más palpables las tristezas
de las ruinas?...
una ruina en la Noche, es más solemne;
sin ruidos, sin flores, y sin Sol;
así es mi corazón.
La Verdadera Sensibilidad no se agota; se educa como un sentido musical;
y , ella es la fuente misteriosa de los placeres más puros, llenando con
sus linfas y sus cánticos, la aridez de nuestro corazón.
La verdadera Soledad, no existe para las almas superiores;
porque los jardines de la Meditación, están siempre llenos de canciones;
y, todos los pájaros del Ensueño, cantan desde todos los nidos de
la Esperanza.
Los grandes solitarios, son siempre grandes taciturnos, que consienten
en decir a otros, sin énfasis, las graves palabras que les dijo la Soledad,
en sus inabarcables confidencias...
pastores de Pensamientos, la Vida no es para ellos sino un espacio límpido,
donde se esfuman los pensamientos como nubes...
pedazo de cielo, en donde todo es bello; hasta la Tempestad.
Sólo los hombres tiernos, inspiran grandes ternuras;
porque la Ternura, como toda Pasión, es un Contagio.
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