Exceso de Sol en las pupilas,
el oleaje del pensamiento, sube y sube en aquel cerebro, y, cuando desciende,
deja en descubierto un Sol, dormido sobre una cumbre;
cada ascensión vertiginosa suya, es para dar caza a un astro;
su arco se apoya en los dos polos y flecha a Dios;
no queráis saber nada de la vida de este hombre, os dirán que fué un loco triste,
que predicó un Evangelio Nuevo, por las selvas de Germania, cerca a los lagos
de Suiza, y a los rientes mares itálicos;
loco triste como Jesús, y colérico como Ezequiel;
que, como todos los predestinados y grandes sensitivos, amó la soledad y vivió
en ella;
que no amó la mujer, y, no fué el esclavo de su sexo;
lo calumniarán, hablando de su amor por Wagner, hablando de su amor, por
Luis II de Baviera, el Rey Silfo del Ensueño;
contra el Genio, siempre hay razón;
el mundo condesciende de admirar a un Genio, a condición de poder achacarle
un vicio, tan grande cómo su genio;
¿
quién robó la capa a Esquilo, en los suburbios de Atenas ? un efebo seducido
por él;
y, Sófocles, ¿
qué uso hizo de aquella belleza adolescente, que encantó los ojos
de los atenienses, mostrándose desnuda, en las carreras de Nemea ?
¡
abominación !
Shakespeare ¿
no fué el amante de Lord Southampton ?
¿
Fidias ? Lo mismo, y además corredor de mujeres;
¿
Sócrates, no ha dejado su nombre al amor de los adolescentes ?
Ruskin, ¿
recordáis la causa atribuida a la anulación de su matrimonio ? defecto
orgánico, dicen;
porque este dulce y colérico Nietzsche, no fué un ente vulgar, con alma de carre-
tero, pronta a las ternuras maritales, no se esclavizó al amor, y no se llenó de
hijos, y no exhibió, una querida como un ápice, grato a los ojos de sus amigos,
y no quiso de las mujeres de los otros, despreciando el seducirlas, os dirán que
no anhelaba el amor, ni la mujer, y, peores cosas os dirán también;
¿
qué puede eso, contra la gloria de Nietzsche ? lo que pudo contra la de Esquilo,
y la de Shakespeare, contra la de Beaumarchais, y la de Ruskín;
nada;
inclemente como toda cima no profanada por el fiemo de los rebaños, y que só
lo
presta la crinera de sus rocas a acaricia alada de las águilas, provocó y gustó
la soledad, esa prueba definitiva del Genio;
la soledad de Lucrecio, de Dante, de Leopardi, de todos los enormes farallones
que las nubes del olvido, ocultan a su tiempo, y, sólo el sol lejano, de los siglos,
ilumina después, cuando los cadáveres de sus contemporáneos, se han podrido
para abonar el árbol de su Gloria;
porque fué imperioso, y orgulloso, os dirán que es odioso;
todo escritor de fuerza es odioso, a la debilidad mental de los mediocres;
antipático dicen;
la simpatía… he ahí una virtud, de la cual el Genio, ha carecido siempre… como
el Mar¿
habéis oído decir a alguien, el simpático océano?;
cuando ha pasado una tempestad ¿
habéis oído decir a alguno, el simpático rayo
que fulminó la encina ?
¿
creéis que las aves de corral, encuentran simpática el águila, cuando vuela sobre
ellas, con las garras recogidas, como un escudo, proyectando la cruz de sus
alas sobre la Tierra ?
simpático león… he ahí lo que no han dicho los rebaños todavía;
ni los hombres han dicho: el simpático Esquilo, el simpático Dante, el simpático
Nietzsche;
la espuma de estos corceles del Apocalipsis, espumeante y piafante, asusta a al
apacible yeguada de los mediocres, que se hacen a un lado, gritándoos:
-¡
cuidado !… ahí va un loco; y suspiran diciendo para sí:
-¡
ay ! Quién pudiera enloquecer como él… de esa divina locura que se llama
Genio;
pero, la Naturaleza es avara, en eso de escoger sus locos;
si sois hombres superiores, inclinaos cuando pasa uno de esos sagrados dementes;
el único dios posible, va encarnando en él;
Nietzsche fué así;
luminoso, como un crepúsculo africano;
profundo, como una selva asiática;
lleno de risas y de misterio; Sumo Sacerdote y clown, todo por Sacrificio, y por
Amor, este Mono-Esfinge, os mostrará de un lado de su rostro, a Aristófanes,
y del otro, a Esquilo;
sus ditirambos, os recuerdan, los ditirambos órficos;
y, en algunos de sus apotegmas, ¿
no veis la obscenidad sacerdotal de Aristófanes ?
su genio, habría podido hacer «
Los Persas »
y «
Los Etiópidas »
, y
firmar «
Lisistrata »
, y «
Las Nubes »
;
su «
Zaratustra »
, no es inferior a «
Prometeo »
, tal vez le es superior, por el
amargo desdén, de su misión, que no tuvo el otro; lleno de una apolínea infancia
¿
no os parece a Nietzsche, saltando y riendo solo, como cuando en las riberas
de la Engadina, veis que oye la voz del mar que dice a Prometeo;
( parece loco, es el secreto del Sabio ) ?
el secreto de esa locura lo buscan siempre los exé
getas de la infamia; y terminan
por hallarla en el estercolero de su propio corazón;
porque Nietzsche dijo: ( ¿
vais a casa de una mujer ? no olvidéis el foete );
por eso todos los exégetas que tienen alma de mujer lo azotan con ese foete; y
eso recuerda, la manera como, los Souteneurs hacen respetar en París, a sus
mujeres: apuñalando al pasante que no quiere seguirlas;
así los apaches de cierta crítica, tratan a los grandes escritores, que han dicho
alguna palabra contra su Ídolo;
¿
no habéis visto cómo la Imbecilidad cascabelera, explica el Misogenismo de
Schopenhauer, y su Fémina Caviat ? ;
por la avarie;
según ellos, el filósofo de Francfort, no era sino un averiado de.. Brieux… ;
¿
sus teorías ascéticas ? falta del 606. ;
pero confesemos, que eso de llegar averiado hasta los setenta y dos años de edad,
y morir de apoplegía, es una avarie bien rara, capaz de desconcertar al más
emperejilado beocio, de la tribu Lombrosiana;
escribid libros, sostened teorías, fundad sistemas, para que cualquier ayudante de
farmacia venga un día, a diagnosticar vuestro genio;
desde el día, en que Lombroso y Max Nordeu, herederos bastardos de Martín
de Tours, para vengarse de no tener genio, establecieron esta Clínica de la
envidia contra él, no hay mequetrefe de trastienda que no aspire a diagnosticarlo;
convengamos con los curas y los idiotas, en que Nietzsche, era loco desde antes
de nacer, pero a condición de convenir, en que ninguno de los que han nacido
con juicio, ha sido igual en belleza mental a él;
yo estoy con este loco, que amó la distinción física, o intelectual, con una pasión
de aristocracia espiritual, digna de un Genio;
eso disgusta al caballaje mental, de los zarrapastrosos del pensamiento, pero,
¿
qué queréis ? lo primero a que renuncia un Hombre Superior, es la sufragio
de los lacayos; lo contrario equivaldría a arrodillarse ante sus botas, y, adorarlas;
yo, amo aquel que despreció la Vanidad, porque tenía Orgullo;
la Vanidad, es pasión africana, y él, era el hiperbóreo;
que condenó la Piedad, porque como toda alma delicada, no la necesito jamás;
que buscó la Verdad, con una indiscreción brutal, que era como una violación a
la Esfinge, que se resistía a entregarse;
que negó a Dios, por medida de decadencia, no por encontrarlo en todas partes,
hasta allí donde por aseo no debía estar;
que tuvo el orgullo de los elegidos, y el egoísmo exuberante de aquellos, muy
pocos, que saben tener un Yo;
que amó la Soledad, como el preservatismo de toda infame promiscuidad;
que tuvo la serenidad del que vive en las cimas, y la profundidad, del que ha
sondeado los abismos;
porque fué un espíritu libre, y un corazón aprisionado, en el Dolor;
porque fué el alma más rara, más profunda, y, más dolorosa, que hayan visto los
hombres de los últimos tiempos;
porque lo que se llamó su cinismo, no fué sino esa heroica y proscrita virtud de
la Sinceridad;
porque fué una voluntad viril, contra la cual, se rompió el Destino, sin romperlo... ;
porque al resucitar, el Mito, del Super-Hombre, se encarnó en él;
porque podrá ser siempre el espanto de los necios, pero no será nunca el dios de
los mediocres; por eso lo amo;
su Ateísmo;
su Amoralismo;
su Neo-Cinismo;…
gestos de personalismo, de su autoctonismo;
lo contrario del pecorismo, imperante por el Mundo;
¿
un raro ? seguro, puesto que era un Genio;
¿
excéntrico ? así se llama la Fuerza, que huye del laberinto de la vulgaridad;
su avidez, de indagador, consumió su Vida; lo quemó la pasión de la Verdad;
ese fué su Error, él creyó en la Verdad… y le dió
su Vida;
me diréis, que otros hemos creído en la Libertad, y le hemos dado la nuestra;
sea;
cada una tiene el derecho, de deshojar su vida, como una rosa, ante un altar querido;
perderla, pero no envilecerla;
la más grande pasión, de Nietzsche, después del amor por la Verdad, fué el Odio,
contra su Patria, odio violento, en el cual eclipsó a Heine, que es decir mucho;
y superó a Shopenhauer, que es decirlo todo;
el Mito sangriento no lo devoró, pero lo hizo llorar amargamente;
ese fué, otra debilidad suya;
insultar la Patria, es ya una forma de amarla;
despreciarla, es la única forma que el Genio, encuentra para libertarse de ella;
el Olvido, he ahí, el único acido que corroe y rompe la cadena miserable;
sin Dios; sin Patria, sin Hogar: así vivió Nietzsche; y no pudo morir así;
el Minotauro de su patria, devoró su cadáver;
el Manicomio, de Weimar, donde agonizó y murió, ¿
no era una prisión ?;
un Genio, no es nunca un ciudadano de su Patria, es siempre un proscrito,
o un prisionero de ella;
y, de todas las prisiones, tal vez, la más odiosa es aquella que nos vió
nace.
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