Friday, August 31, 2012

Belona Dea Urbis .I



El Espanto ha extendido su mano sobre la tierra;
y, la sombra de esa mano vela el Sol;
no hay sombra igual a la sombra de la mano del Espanto,
bajo la cual tiembla la tierra;
el Mar aúlla, la Tierra aúlla, porque los lobos del Espanto aúllan,
sobre la Tierra y sobre el Mar;
y, pasan en jauría, hostigados por las manos del Espanto…
las alas de Azrráel cubren la superficie del globo, hecho una copa
repleta de lágrimas y sangre;

¿quién cortará las alas de este Arcángel de las desolaciones?…
¿quién las hará plegarse sobre el cuerpo desnudo de esta divinidad
sin corazón?
con el pincel rojo en sangre, con que marcó las puertas de los hebreos
en una Noche de Maldición, ha marcado los Límites del Mundo conocido,
y el eje de la Tierra, se ha inclinado bajo la mano violenta de la Fatalidad;
el blanco cendal de los polvos, se ha hecho rojo, porque la sangre de los
hombres ha represado sobre ellos, en un reflejo de Horror;…
el río de la Muerte ha desbordado y ahogado el Mundo…

 ¿quién salvará al mundo, pronto a ser sumergido por la Muerte?…
las cuádrigas desenfrenadas, que los ojos de los viejos visionarios,
vieron turbando la serenidad de los cielos antiguos, desplomarse
sobre la Tierra, para desorbitarla, son juegos de niños, vuelos de nubes
apacibles, ante este carro de la Devastación, que hoy rompe el Mundo;
el cañón habla…
solo él, tiene voz, sobre la superficie ensangrentada de la Tierra…
el corazón del Silencio le pertenece, y él, lo desgarra con una trepidación
de tempestades;
los pueblos desaparecen, con una lúgubre monotonía de olas tragadas
por el Abismo…
los hombres mueren, con los ojos desmesuradamente abiertos ante la
Catástrofe, sin que otras manos, que no sean las manos enrojecidas
de la metralla, vengan a cerrarles los ojos sorprendidos…
el corazón de Níobe se ha licuado en llanto, y su gemido, no conmueve
ya nada, fuera de las regiones intempestivas de la Fábula…

 ¿qué vale ya ese Mito, hecho funambulesco, ante este río de lágrimas,
con que las madres actuales han hecho desbordar los mares, empujándolos
violentamente hacia riberas desconocidas hasta hoy por el humano Dolor?…

 ¡el grito de Hecuba!…
¡ miseria de la creación homérica!…
¿qué vale ese sollozo, hasta hoy formidable, junto al grito de las madres
de hoy, que hace recular de espanto, las selvas de la Antigüedad y las
  fronteras del cielo, donde se albergaron y se albergan los dioses
irresponsables, incapaces de consolar el Dolor y de sentirlo?
la marea de la sangre sube…
estrella sus olas contra las costas trágicas…
y, las escupe sobre el mundo, hecho un vasto desierto…

los peces solitarios, que en la riberas de la Catástrofe, vemos morir el Mundo...
 ¿
qué haremos de nuestra Soledad?
 ¿poblarla de gemidos?
eso es inútil;
los gemidos y las lágrimas han perdido todo prestigio…
son algo tan vulgar como la Muerte…
la Muerte, de la cual « vive» el Mundo;
hoy, no hay raro sino la Vida;
¿qué haré yo de la mía, que me pesa como una carga?
¿qué haré de esta hora crepuscular que me ha tocado vivir
en el corazón de la Tragedia?
inclinarme sobre esta y escribirla;
contra el mundo de mañana, cuyo germen se nutre en las
frondasones obscuras que abona el calor de la sangre, esta lucha
de titanes enfurecidos, de la cual plugo al Destino hacernos testigos,
ya que pasarán muchos siglos, antes que los jueces imparciales de ella,
puedan nacer;
los archivos del Mundo, sepultados en la sangre, harán rojas, contra
su querer, las manos que mañana los exhumen, para contar estas horas
de heroica Abominación, en la cual murieron los hombres, por salvar la
Ambición del Hombre, que se cree eterno sobre una tierra precaria, sacudida
por su Audacia…
lo que hace triste todo Sacrificio, es su Inutilidad…
su imbécil y absoluta Inutilidad;
ningún Sacrificio, ha fundado nada;
los dioses, los pueblos y los hombres, que se han ofrecido en Sacrificio,
han muerto inútilmente…
no han fundado nada, no han liberado nada, no han salvado nada;
aunque hayan sido llamados fundadores, libertadores, salvadores…
han muerto por palabras sin sentido…
han edificado sobre el agua;…
han muerto por una Quimera, que ella misma se encargó de estrangularlos…
fanáticos de su Ilusión o de su Orgullo, colgado de una cruz, o pendientes
de una horca, muertos sobre el jergón de una cárcel, o de hambre sobre
las playas del Destino, nada hicieron, sino perpetuar su desastrosa y
aberrante Ilusión sobre la Tierra…
esta guerra ha venido a demostrar, la inanidad, la falsedad, la inutilidad
de todos los ideales;

 ¿para qué murió el Cristo?
para crear este mundo de cristianos, que hoy se devoran unos a otros,
escupiéndose el nombre de su Dios, como un proyectil, mascujeándolo
con sus mandíbulas, trémulas de Odio y de Iniquidad?…
¿qué fundó?
¿estas sociedades en orgasmos, que no emplean sus fuerzas, sino para matarse,
y, para morir?…
¿qué fundó Washington?
esa colonia de filibusteros, que desde las riberas del Hudson y del Misisipi,
se lanzan sobre la America latina, para asesinarla, despojarla, y uncirla a su
carro de mineros afortunados y, brutales?
¿qué fundó Bolívar?
¿ese bazar de pueblos que unos se venden al mejor postor, y otros no saben
cómo defender su soberanía ultrajada por los bárbaros?
generaciones de generaciones han muerto para fundar en el Mundo, esto que
se llama: la Civilización…
¿qué queda de la trágica Quimera?
el polvo de la Mentira Miserable…
el mundo se conservaba bárbaro, hasta la médula de los huesos, y,
en su mentida Civilización, no había hecho sino afilar las garras…
tal vez Guillermo de Prusia, es el Símbolo Viviente, del Mundo que hoy
sucumbe;
la Barbarie Primitiva, oculta bajo el fasto de la púrpura y el esplendor
de una diadema;
nadie mejor que este epileptoide trágico, representó esa época morbosa
y mendáz, de falsa Civilización y falsa grandeza, bajo la cual se incubó,
esta tragedia de pueblos, en la cual le ha tocado ser Atila vencido sobre
los pedazos del martillo de Thor…

época fastuosa  y, miserable;
tan miserable y, tan fastuosa como ese Emperador de Decadencia;
época que hoy se disuelve violentamente en la Muerte…
yo, me inclino ante su grandeza heroica, pero lleno de desesperanza,
ante la inutilidad de su Sacrificio se dijo: morir...

¿por qué?
¿para qué?
acaso para rescatar la cobardía de haber vivido;
no hay duda;
el Hombre deshonraba la Vida;
y, la Vida, lo ha arrojado de su seno;
y abonará un mundo nuevo, con esta cosecha de cadáveres…
un mundo esclavo, tan miserable y tan esclavo, como el que acaba
de desaparecer;

 ¿a dónde la visión del Mundo desaparecido?…
reflejada en los ojos inmóviles de los muertos, y, en la frágil memoria
de los vivos…
esplendores de Babilonia, y, palacios de Tyro, jardines de Seúl, y,
encantos de Bagdad, artes de Atenas, y, glorias de Roma, todo parecía
eclipsado y humillado, por la grandeza fantástica de este mundo que hoy
se hunde en el naufragio…

 ¿qué queda en pie en medio de esas ruinas?
la miserable Alma Humana;
desnuda y, abatida;
vencida y castigada por los dioses y por los acontecimientos;
dispuesta a entrar en nuevos dolores, y, en nuevas esclavitudes;
bajo los mismos dioses, y, bajo nuevos amos;
los hombres han muerto;
el Hombre vive…
el Hombre Inmutable;
el ser de Servidumbre y de Crueldad, que sus amos han llevado al matadero
y han tenido el valor de devorar todo, menos sus amos;
el Hombre Colectivo y, encadenable, el terrible Animal Social, que salido
del pantano de sangre en que se ha hundido, volverá al aprisco de sus ciudades,
más enamorado que nunca de sus amos, de sus dogmas y de sus cadenas;
más feroz, y más esclavo que antes;
París, Roma, Londres, Berlín, volverán a ser cementerios de vivos,
que albergarán mañana, millones de cadáveres que andan, sobre las ruinas
de la Civilización que destruyeron, empeñándose en crear otra para dar un
nuevo vestido a su barbarie, y, bautizar con un nuevo nombre su esclavitud;
¿de qué servirán, la insolencia de sus palacios, y la magnificencia de sus
templos, reedificados, que solo alcanzarán a testificar la locura de los
hombres que provocaron la Catástrofe, y la impotencia de los dioses que
no pudieron evitarla?…
Dios y el Hombre, han hecho quiebra fraudulenta de su prestigio, sobre
la muda insolencia de las ruinas que acumularon;…
y, sin embargo;
Dios, continuará en reinar…
y, el Hombre, en obedecer…
reyes y sacerdotes, continuarán en apacentar y esquilmar, el rebaño idiota,
vuelto a la mansedumbre…
postrado de rodillas, el Hombre continuará, en adorar dioses tan bárbaros
como él, que le impusieron el Asesinato como deber, en nombre de todas
las sangrientas quimeras…
en nombre de la Patria…
en nombre de la Libertad;
en nombre de la Civilización…
en nombre de todo lo que destruía, y aventaba lejos,
con la punta ensangrentada de su lanza;
y, continuará en servir, esas divinidades inferiores a las
cuales se sacrificó;
la Patria, que acaba de devorar sus hijos, volverá a alzar
sus murallas artilladas de cañones bajo la egida del Dios
Terminus engrandecida o mutilada, según los veredictos de
la Victoria, pero siempre implacables, con sus fauces voraces
absortas hacia otros pueblos;
y, en esas fauces insatisfechas dormirán las tormentas del mañana…
y, en nombre de la Patria, el Hombre continuará en ser, el enemigo
del Hombre…
la Fe, una Fe enfermiza en lo Inverosímil se alzará de estos escombros;
el polvo de esas ruinas, servirá de aureola a las absurdas divinidades;
Dios continuará en reinar sobre pueblos que no pudo proteger;
y, misioneros asesinos, continuarán en marcha hacia los pueblos
infieles, para imponer ese Dios, con las puntas de sus lanzas;
y, en nombre de Dios, el Hombre, continuará en ser el enemigo
del Hombre;
el Estado, continuará en alzar la pesadumbre de su mole, encerrado en
su recinto todas las teorías y todas las paradojas de la opresión, cargando
al Hombre de tributos y de gabelas, llenando el aire con el ruido de sus
asambleas de sofistas, y, el tumulto de sus pretorianos, dispuestos
siempre a levantar un Amo, en las puntas de sus bayonetas, hechas
los sostenes violentos del Trono y del Altar;
y, en nombre del Estado, el Hombre continuará en ser el enemigo
del Hombre;
el Hogar, poblado tal vez de hijos bastardos, que el semen de la Conquista,
dejó en los vientres indefensos, volverá a ser declarado sagrado por aquellos
que lo violaron y, por aquellos que sufrieron la Violación, y, en ese vientre
de Lidia, en ese Templo de todos los Fratricidios, nuevos hijos de la Fuerza,
abrirán sus ojos a la luz, esperando la hora de violar su madre, y, salir al
campo virgen, para buscar en el polvo la carraca del asno, que ha de darle
la Victoria sobre su Hermano;…
y, en nombre del Hogar, el Hombre continuará en ser el enemigo del Hombre;


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