Thursday, September 20, 2012
Belona Dea Urbis .III
al alma de los Acontecimientos o de los hombres…
esa es la Admiración del Mundo por Joffre;
por la Espada de Francia;
el Destino del Mundo, estuvo pendiente de la punta de esa espada…
cuando ella aventó lejos las legiones de Atila, salvó la Civilización Latina,
amenazada de desaparecer, ante ese aluvión de bárbaros;
más poderosa y, más definitiva, que los brazos de Moisés, abiertos sobre
la montaña, y, los brazos de la Cruz, abiertos sobre la Colina Galilea, ella,
dividió en dos las épocas de la Historia;
más allá de esa espada, la Barbarie, vencida por ella, haciendo esfuerzos,
por arrancarse de la entraña pútrida, el acero vengador;
delante de ella, la Civilización Vencedora; dispuesta a clavar su estandarte,
en el corazón de la Selva Negra, y, a hacer de los teutones vencidos un pueblo libre,
al servicio de esa Civilización que ahora detestan;
la Libertad, salió de esa Victoria que se escapa del Tabernáculo entreabierto palpitantes
sus alas tibias, pura y, ardiente llena de un deseo de perpetuidad;
el Mundo pudo ya mirar el Sol, sin tener que enrojecerse de haber nacido bajo él…
porque con la victoria de Alemania, toda forma de luz habría sido vencida;
hasta la del Sol;
en esa batalla no se detuvo el Sol, como en la de Josué…
la espada de Joffre no tuvo el Carro del Sol, sino el de los Destinos del Mundo;
e hizo de los dioses y de los bárbaros vencidos, un solo amo de rehenes de la Victoria;
y les puso esa espada como un yugo;
la estrella de Germania, descendió rápidamente al Ocaso, como un globo incendiado
desciende en el casto Misterio de la Noche…
el polvo de las batallas que es un polvo de fuego, ha acompañado después el descenso
de esa estrella y su eclipse definitivo en la Historia;
la dulce y bella Francia, puesta en cruz, no desclavó sus brazos sino para ahogar entre
ellos a sus verdugos;
extendidas las manos hacia la Victoria, Francia la asió por los pliegues de su manto y,
no la soltó ya, más;
la trascendencia de esa Victoria, escapa a toda palabra de mensuración;
los siglos todos, del Porvenir sentirán en su quietud, el estremecimiento de aquella hora,
que libertó el mundo;
el Marne al hacerse rojo, con la sangre de aquel combate, dió en sus riberas, nacimiento,
a una Civilización, más bella y, más trascendental, que aquella que miró su rostro niño,
en las aguas del Taygeto, y , más poderosa, que la que sacudió su manto de estrellas
sobre las ondas del Tíber;
hija esta, pero más poderosa, sin la astucia cruel, que brilló en los ojos, aun salvajes de
la loba;
ya, no es la cruz, clavada en la cima del Gólgota, la que marca el fin de un mundo y el
principio de otro;
es la espada de Francia, clavada en las riberas del Marne, la que marca ese límite;
hay horas únicas en la Historia, y, el sol que atraviesa ese meridiano, no lo vuelve a
remontar jamás;
los siglos pasados y, los siglos fututos mirarán, ese Sol inmóvil, solitario en el horizonte,
Soberano de un cielo sin límites y sin rivales;
misericordia del Destino, que da a la Humanidad, esos raros instantes de Gloria,
bastantes a consolar, si no a redimirla, de su Miseria Infinita;
quiera o no quiera creer en la gloria trascendental, de ese Veredicto del Destino,
Alemania datará de esa fecha de la Victoria de Francia, la hora de su Decadencia
definitiva;
ya, no hará sino enmascarar su vencimiento, retrocediendo con la punta de la espada
de Francia, en los riñones;
los bárbaros dispersos después de esa batalla prodigiosa, volvieron a reunirse, pero,
no ya para vencer sino para ser vencidos;
desde entonces llevan la Derrota, como un yugo en sus cuellos de salvajes, habituados
a todas las coyundas;
¿qué queda de la Barbarie vencida, roto su escudo y rota la celada?
el rostro del Crimen, pávido y, escueto;
la adoración insultante de la Fuerza, quedó rota, en estos campos Cataláunicos de la
Libertad;
¿cómo Baal, pudo ser vencido?
¿cómo el Mundo, que parecía ya agarrotado y, vencido por la Fuerza, pudo ver este
espectáculo inesperado de la Victoria del Derecho, obtenido por la Espada de Francia?…
¿hay pues, algo más que la Fuerza bruta?…
hay la Justicia…
y, ella arrancó su espada al Atila Teutón, y, se la rompió sobre las espaldas miserables;
¡ah! ¿ cómo lo que se creía muerto, vive?…
¿cómo esta gimnástica de la Muerte, que tiene por Circo el Mundo, y por Atletas,
los grandes pueblos de la Tierra; ha podido crear la Vida, y alzar del polvo de los
combates, aquello que se creía, abolido, desaparecido, roto para siempre sobre un
escenario de siglos?
ayer, no había más, dominado el horizonte, entenebrecido el horizonte, amenazando
al Mundo desde las alturas del horizonte, que el brazo de Thor, el martillo de Thor,
el gesto de Thor…
el Mundo era el yunque en que aquel herrero del Desastre pensaba triturar la Tierra…
aquel albéitar loco, pensaba herrar allí los cascos de los caballos del Sol, para que
guiaran sin tropezarse, el carro de sus Victorias…
¿quién ha hecho saltar en pedazos, el martillo de Thor, el yunque de Thor, la fragua
de Thor?…
una espada;
la Espada de Francia;
ahora, las espaldas de Thor, son el yunque del Mundo, y a martillazos sobre ellas,
fragua el Mundo el modelo de sus victorias;
¿no oís el grito de Thor, llenando los espacios cada vez que el azote de las derrotas,
cae sobre sus espaldas desnudas?
ningún vencido había gritado tan alto, después de la leyenda del Cáucaso…
las carabelas del Éxito, pasan lejos, muy lejos de aquél Philoctetes desesperado,
que hace en vano gestos imploradores, a las victorias esquivas…
¿cuánto hace que las águilas del Triunfo, no posan su vuelo sobre los estandartes
vencidos de Germania?
aquellos que se creían captadores del Sol de la Victoria… ¿ por qué agonizan en la
tiniebla de todos los vencimientos?
sus gestos locos, que antes flameaban sobre la Tierra, llenándola de Espanto, se suceden
hoy en una zona de obscuridad, en la cual son apenas perceptibles, confusos entre el
polvo gris de la Derrota;
larvas enloquecidas, que soñaron vencer a las estrellas, y hoy yacen en el polvo,
viendo desesperadas, el vuelo de los pájaros de oro, llenando con su semilla luminosa,
el topacio transparente de los cielos;
atónitos quedaron ante la gran campanada sonora, que ha llenado los cielos vacíos;
la campanada que anunció a la Tierra la Victoria del Genio Latino;
ante esa Victoria, los bárbaros estupefactos, lloran;
la vil sacudida de sus fiebres, se agita en el vació, bajo el grito de las águilas vencedoras,
las águilas francesas, que abren sobre ellos, para azotarlos, sus alas incendiadas;
en vano quieren en su huída, incendiar el Mundo;
las llamas que prenden son enormes, se alzan como montañas, bajo, el cielo que
parece retroceder ente ellas;
pero;
esas llamas caen;
la Tierra, continúa en vivir bajo las cenizas;
y, el Cielo que atestigua tal espanto, continúa en forjar el rayo, para pulverizar al
Monstruo agonizante;
el rut exasperante del viejo crimen bíblico, que marca en sangre y fuego su inútil
derrotero, pasó con esos pueblos de blondos trogloditas, en cuyo escudo roto, aúllan
los desastres;
y, el Mundo está ya libre de ellos;
su impotencia miserable para el Bien; su insolencia, cada vez más salvaje para el Mal,
les dieron la fuerza de un elemento devastador, desencadenado sobre la Tierra para
desolarla…
y, el Mundo estuvo a punto de extinguirse y desaparecer bajo este turbión de bárbaros,
que con sus escudos levantados hacia el cielo, amenazaban a Dios, mientras clavaban
sus espuelas en los ijares de los pueblos vencidos…
la Espada de Francia, salvó al Mundo, de esta última invasión de la Barbarie...
¡Bendita sea la Espada de Francia!
ellos no tienen Piedad de « El » …
y morirán de la crueldad de su corazón;
con los ojos llenos de tinieblas, ellos creen en la Eternidad de su Victoria -su miserable
Victoria sobre un Hombre- sin saber que mañana, no hallarán frente a las cenizas de
sus sueños, sino la Eternidad de su Crimen;
pueblo de mercaderes sin entrañas, del cual la Misericordia está prescripta, y, en cuyas
pupilas de lobos marinos, el Ideal no reflejó nunca el fuego de sus zarzales incendiados;
los mares que domina parecen estar en su corazón, con la soledad implacable de sus
parajes más siniestros y la voz aullante de sus olas en demencia;
hoy el Mundo está lleno de Tristeza, a causa de este pueblo sin Clemencia, que aparece
dominando el horror de la hora presente con su enorme talla de Verdugo;
hoy el día está triste, porque entre el Sol y, la Tierra, se interpone la Sombra fatídica
de una Horca;
y, el cadáver del Derecho, pende de ella, con el cadáver de un Soñador ajusticiado;
y, yo estoy triste también;
románticamente triste;
el cobarde y cruel asesinato de Sir Roger Cassement, por los ingleses, ha conmovido
en mí, todas las fibras de esta sensibilidad, que no es en el fondo sino una resultante
de este mi loco amor a la Justicia y de esta mi perpetua rebeldía contra todas las
opresiones de la tierra;
la sombra de esa horca, me entristece y me indigna, a tal grado, que si la fuente de las
lágrimas, no se hubiese agotado en mí, yo, lloraría al pie de esa horca, ante el cadáver
aún convulso de este nuevo Mártir de la Libertad;
si a este hombre se le hubiera ejecutado contra un muro, en las calles de Dublín el día
de la revuelta, como a Pearcy, o se le hubiera asesinado en una innoble caza de hombres
como a los diaristas sacrificados, ese crimen habría tenido explicación, si no disculpa;
pero…
perpetuado así, a sangre fría, después de la rebelión vencida, a la hora misma en que la
hipócrita sentimentalidad inglesa clama contra la crueldad de los alemanes por el fusi-
lamiento del Capitán de un buque mercante que atacó a un submarino, es al mismo
tiempo que un Crimen contra la Humanidad, un Crimen contra la Razón;
toda la ferocidad y la felonía del alma inglesa, están de relieve, en este crimen inútil y,
cobarde, llamado a sorprender el mundo en esta hora bárbara, en que parecía no haber
ya sorpresas posibles, reservadas, en la escala de los asesinatos;
el leopardo, no tiene corazón, no tiene sino garras, y las clava sobre el corazón
palpitante y oprimido de la Irlanda;
ese gran romántico, que era Sir Roger Cassement, fué un Libertador fracasado,
al cual la Fortuna volvió la espalda, en la hora trágica en que no sabe a quien dar el
Imperio del Mundo;
con su muerte, la Humanidad, tiene hoy, un Hombre menos, y, un Mártir, más;
los hombre mueren, los mártires viven siempre en la actitud de su suplicio;
ellos son los que ganan las batallas después de muertos;
la legión invisible, que adquiere los triunfos imposibles;
¡guay! de los asesinos vencedores, el día que aparece en el horizonte, la terrible legión
de los mártires vencidos…
no traen más armas que la cruz a cuestas, o el maderamen de un patíbulo sobre los
hombros;…
esas son sus armas de Victoria…
« in hoc signo vices» …
con esas armas vencerán;
hace veinte siglos que el patíbulo de un ajusticiado venció al mundo antiguo;
y, su victoria, estéril y aun fatal, priva sobre la Tierra;
si Roma hubiera tenido Piedad del Cristo, el mundo se abría visto libre de esta abyecta
pesadilla, que se llama: el Cristianismo;
veinte siglos de falsa Idealidad, y, de Mentira Sentimental, le habrían sido ahorrados…
y, el Mundo Occidental, no habría descendido tanto hasta caer en la charca nauseabunda
del catolicismo, que ha hecho de él, esta charca de batracios vencidos, gritando bajo los
golpes de la espada…
fué el odio de Roma contra Judea, el que le hizo sacrificar a un judío, y, el patíbulo de
ese judío, venció a Roma…
y, la locura de la Cruz, poseyó al Mundo;
« stultitiam crucem» …
el Cristianismo, que ha sido el acontecimiento más fatal para la Civilización del Mundo,
no habría tenido lugar sin la crueldad inepta de los pretores de Judea;
la Crueldad Romana perdió al Mundo;
como la Crueldad Inglesa, perderá a Inglaterra;
Roma, no tuvo piedad del galileo demente;
y, la demencia del galileo, venció a Roma;
Inglaterra, no tuvo piedad de Sir Roger Cassement…
y, la Horca de Sir Roger Cassement vencerá a Inglaterra;
el nudo de la soga, que estranguló al Gran Fenicio, estrangulará a la loba marina,
que hoy hace destrozos en las tierras de Irlanda devorando sus hijos más heroicos;
de hoy en adelante, ningunos labios ingleses, que conserven la noción del decoro,
podrían abrirse para condenar, al asesinato de Miss Cavell, ni el del Capitán Fryatt;
el asesinato de Sir Roger Cassement, los eclipsa…
la Crueldad Inglesa, ha superado y obscurecido la Crueldad Teutona;
los beduinos de Guillermo II, miran hacia la Horca Cassement, y, se sienten como
absueltos y purificados de todo Crimen;
¿ qué valen estos tártaros redivivos frente a la garra ensangrentada y los belfos
enormes del leopardo que aprietan con voluptuosidad, los fragmentos de la soga,
caídos de la Horca Inexorable?…
antes de vencer a Alemania, Inglaterra la ha absuelto de todos sus crímenes:
emulándola…
y, de ese leopardo vencedor, va a ser el Mundo…
¿ qué será del Mundo en las garras del Leopardo Vencedor?…
que responda la horca de Sir Roger Cassement, extrangulado por defender la Libertad
de su Patria, esclavizada…
he ahí que los bárbaros salieron de sus guaridas, con el designio de dominar el
Mundo, y, el Mundo los ha dominado, y se prepara a arrojar al viento el polvo
de sus guaridas;
ellos salieron para devastar el Mundo por el Terror, y, hoy, tiemblan de Terror
ante el Mundo devastado;
¿qué queda de su salvaje insolencia?…
el relato de victorias telegráficas urdidas por la soberbia asustada del Alarico en
derrota, que en el fondo de su tienda de campaña siente, aun el triste orgullo de ser
su Amo…
ese Emperador que no sale del melodrama a pesar de haber entrado en la Tragedia,
y aun cubriéndose de Horror no sale de los dominios del Ridículo, puesto en guerra
contra los dioses y contra los hombres, jugador empedernido contra el Destino, puso
sobre el tapete, la fortuna de su Pueblo y la ha perdido…
felizmente para él, es el Pastor de rebaño;
y, los rebaños no han devorado nunca sus pastores;
empeñado en ser el conductor brutal de los acontecimientos, este Condottiere coronado
ha sido el juguete de ellos, y, no sabe hoy qué hacer del fracaso de sus sueños…
hace de su prosa altisonante, la más cara de sus derrotas, y, confía el telégrafo la triste
misión de hacerlo vencer en los campos mismos en los cuales acaba de ser vencido y
humillado;
confundiendo la altanería con la altivez él habló desde lo alto de su Vanidad, con el
acento de una real demencia, y, hoy a medias sepultado bajo las ruinas continúa aún
en vociferar bajo ellas;
sabedor que tendrá que responder ante la Historia, de su Derrota, como habría tenido
que responder de su Triunfo si lo hubiese obtenido, porque cabalgando en el Crimen,
como en un dragón de fuego, no quiso saber donde quedaban las fronteras del Horror,
ni las tierras vírgenes de la Piedad, pretende escapar de la Justicia destruyendo el Mundo,
que debe pedirle cuenta de su locura sanguinaria;
su capacidad desmesurada de Ilusión, lo indigna contra la Realidad y cree que puede
destruir el alma de los pueblos que abomina;
¿no sabe este Destructor desorbitado, ciego de su propio espanto, que el alma de la
barbarie, que destruye las Obras del Arte, no pueden nada sobre el alma del Pueblo que
las creó?
¿sabe este asolador de ciudades, que la pica que hace saltar las murallas, no puede nada
contra el espíritu ciudadano, que queda flotando encima de ella, como una certidumbre
de reconstrucción y una invisible bandera de las victorias futuras?
los centinelas mudos de esas murallas destruídas, son los muertos que duermen bajo
sus ruinas…
ellos se alzarán un día, al grito de los profetas que llaman las osamentas al combate;
y, vencerán sobre ellas…
¿ignora este incendiario profesional, que el espíritu de los pueblos es incombustible, y
no hay tea, divina ni humana, que pueda destruirlo reduciéndolo a cenizas?
el rayo, que reveló sus dioses a los romanos, les enseñó donde estaba el corazón de la
Patria;
el rayo incendiario se incendia;
tarde se apercibirá este Erostrato real, de que da cada una de las ciudades destruídas,
nacerá un reconstructor de ellas, y, un destructor de aquellas, que se ampararon bajo
el escudo de aquel que sembró la Muerte y el Espanto sobre la Tierra;
en cada pueblo ultrajado, nacerá un Vengador…
de cada derecho violado, un derecho a la Violencia;
contra su Imperio;
contra él…
nada ganaría el Mundo, con vencer a ese Pueblo, si no venciera a ese Hombre…
¿qué ganaría con romper en pedazos, la espada de la horda, si no rompía la corona,
sobre la cabeza de aquel que llevó esa horda al Crimen y al pillaje?
el Perdón es un crimen, cuando el Crimen ha ido más alto que las últimas cimas
del Perdón;
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