Saturday, September 22, 2012
Belona Dea Urbis .IV
Perdón… esa palabra que es el corazón de la Misericordia, se hace cruel,
al extenderse como un lábaro de Complicidad, sobre los legionarios del Odio,
que hicieron de esta palabra el lema de sus escudos, y lo sembraron sobre la Tierra,
como un gérmen de Destrucción del cual no podía brotar sino la Muerte;
¿qué sería del Mundo bajo el estandarte del Perdón, extendido sobre la frente del
Crimen?
un Mundo vencido hasta en el corazón, un corazón tan cobarde, que en la hora del
Veredicto, no fué capaz de la Justicia;
un Mundo de servidumbre y podredumbre, que después de haberlo deshonrado todo,
deshonró hasta el Triunfo, mostrándose indigno de él;
un mundo que después de hacer traición al Horror, terminaría por hacerla a la Victoria;
de lo más profundo de sus selvas, los bárbaros han soltado el ave mística…
la paloma de la Paz…
ella, atraviesa el Rhin, con el ramo simbólico en el pico…
miradle bien…
¿no os parece un buitre teñido de armiño?
¿esa rama de un verde mentiroso, es una rama de Oliva?
¿esa falsa paloma no es una ave espía, un gavilán amaestrado, por los bárbaros,
para volotear sobre el campamento de los libres, mostrando las líneas de batalla
a los zeppelines por venir?…
eso que trae en el pico, es una rama de la encina salvaje, a cuya sombra se durmió
Odín…
los bárbaros en derrota, cambian al punto objetivo de su miraje;
ya no tratan de vencer al Mundo por la Guerra;
quieren ahora, vencer al Mundo por la Paz;
renuncian al imposible laurel de Vencedores del Mundo, y extienden sus manos
ensangrentadas hacia el verde gris de los olivos, aspirando a imponerse como
Pacificadores del Mundo…
el tigre, quiere dejar la selva roja, sembrada de cadáveres y, aspira a convertirse,
en una oveja cándida, bajo los olivares apacibles…
el burdo sueño del salvaje, es demasiado burdo, para que el Mundo crea en él…
los bárbaros vuelven el rostro y no quieren mirar frente a frente la Verdad…
están vencidos…
con el hierro de la Civilización en las entrañas, se revuelcan moribundos, queriendo
engañar al Mundo, después de haberlo devastado…
la Mentira vive en los labios de los bárbaros, como la Muerte en el corazón de los
pantanos;
con ella quieren envenenar al Mundo;
¿consentirá el Mundo en morir bajo la Mentira de los bárbaros, ya que no murió bajo
su hacha?…
¿con qué derecho capitularía el Mundo, ante los bárbaros vencidos?…
ese derecho es de los muertos, y, los muertos no perdonan;
sólo los muertos tendrían derecho a comerciar con la sangre que vertieron…
los vivos, no…
y, ellos forman una muralla formidable, que separa dos mundos:
el de la Civilización;
y, el de la Barbarie;
¿quién será osado a sentarse sobre esa muralla, para capitular con los vencidos?
sólo las águilas de la Victoria podrán volar sobre esa cima, llevando no el Perdón,
sino el Castigo, a los bárbaros vencidos…
el Castigo;… no a los esclavos que el Amo llevó al combate contra la Civilización,
sino al Amo insensato, que hizo esa hecatombe de pueblos…
es necesario que el Mundo, castigue la insensatez de esa cabeza, quitándole cuando
menos la corona…
y, que si no decapitado, descoronado, vaya ese fantasma de Alarico, a llorar lejos de
la Selva Negra, la Insolencia de su Crimen;
¿cómo hay quien hable de Perdón para ese Hombre que no perdonó nada, y de Piedad
para ese asesino, que no la tuvo jamás?…
¿cómo hay quien pida, que sobre aquella frente sombría, la cual por decoro, los laureles
del Triunfo se negaron a coronar, se extienda hoy la oliva de la paz, como una ofrenda
de la Cobardía del Mundo, a aquel que quiso destruirlo?
que viva, sí;
que viva…
en la Ignominia la Vida es un Castigo;
que viva, sobre las ruinas de su Pueblo, vencido y humillado…
frente a frente de la montaña de cenizas, en que convirtió, la grandeza y,
la gloria de su Imperio…
oyendo el Clamor Inexorable, que le piden cuenta de su Dolor y de sus lágrimas…
frente a frente de su Crimen…
en diálogo, con las legiones de muertos, que turbarán sus sueños;…
que viva…
la Muerte lo santificaría, redimiéndolo de la Infamia;
hacer de un Criminal, un Mártir, sería más que deshonrar el hacha,
deshonrar el Martirio…
los mártires auténticos, aquellos que han muerto por la Libertad del Mundo,
escaparían de sus tumbas, creyéndose deshonrados, con la compañía de aquel
fantasma descabezado, que después de haberlos empujado al sepulcro cuando
era vivo, los arroja fuera de sus sepulcros, después de muertos;
¿cómo hay quien exija al Mundo Civilizado, esta capitulación con la Barbarie
Vencida?
¿qué haya obtenido el Triunfo, para inclinar los estandartes de él; ante la horda
fugitiva que sólo aspira regresar a su selva, cargada de botín?…
¿qué entregue a los bárbaros la Victoria, después de habérsela arrancado de los
brazos asesinos y de los corazones orgullosos?
en la onda de pavor espiritual, que pasa sobre los vencidos, ellos aspiran a imponer
al Mundo su Pavor…
desentierran la estatua de la Piedad, que habían sepultado en lo más hondo del corazón
de sus selvas, hacen de ella un lábaro, y, se agrupan, pávidos en su redor, pidiendo ser
perdonados en su nombre;
si el Mundo no cerrara sus oídos, a esa voz de Perdón, habría levantado un templo a
las tempestades…
de las cenizas que el incendio arrojó sobre la Tierra, no se alzaría sino el trágico
fantasma, de un mundo vencido por la Piedad…
por la estéril y cobarde Piedad;
y un Mundo vencido por la Piedad, es, mil veces más despreciable,
que un Mundo vencido por el Crimen.
No hay para qué usar el eufemismo en Historia…
cuando la funesta política del Imperio con el fin permanente de perpetuar su usurpación,
no quiso o no supo oponerse a la « coronación del edificio alemán» , proclamada bajo el
domo de la Catedral de Colonia, por un futuro Rey de Prusia, firmó la abdicación de
Francia, como nación directora de los destinos de Europa…
pocos años después, la catástrofe de Sedán, vino a ratificar brutalmente,
esa abdicación…
el cetro de la política mundial, pasó a manos de Alemania;
la batalla de Sadowa, había hecho de Prusia, el arbitro político de la Europa central;
la de Sedán, la hacía el arbitro político de la Europa toda…
después de haber conquistado el Slewing de Lanenbourg, el Holstein,
el hanover, el Nassau, el Hersse, y Francfort, haberse abierto acceso al mar
del Norte, y, haber despertado en Baviera, Baden, Sajonia y Wurtemberg
el sueño de la unión germánica y de la Gran Patria Alemania, Prusia,
se creyó ya en estado de declarar la guerra a Francia, extender sus fronteras
más allá del Rhin, y, fundar el Imperio Tudesco, sobre las ruinas del Imperio Galo;
ya no hizo, sino buscar la ocasión propia a la realización de sus deseos…
en esa ocasión, como siempre, España le fué fatal a Francia, y la candidatura de
un Hohenzollern para el trono de la Península en tumulto, que mendigaba un rey,
ofreció a la Prusia, el pretexto que buscaba…
la falsificación del despacho Benedetti, no fué ya, sino el « modus oprandi»
del plan largamente, concebido…
y la guerra fué…
la Francia minada por el virus monárquico, que eliminando el Pueblo destruye
el alma nacional, fué vencida…
y, las águilas napoleónicas que ya en otra ocasión, habían servido de vanguardia
a la Invasión, trajeron de nuevo los bárbaros hasta París, pasaron bajo el Arco de
Triunfo y, coronaron en Versalles, al Rey de los prusianos Emperador de Alemania;…
la Francia vencida, tuvo que soportar como en 1815, la mutilación de su territorio y,
el pago de una indemnización…
desde aquel instante, Alemania no pensó sino en engrandecerse, enriquecerse,
robustecerse, para conquistar y dominar el Mundo;
el alma de Bismarck, se hizo el alma nacional;
sus historiadores y sus filósofos desde Tercitschkc hasta Nietzsche, -por citar los más
populares -espíritu alemán sobre el Mundo, precediendo al dominio de su espada;
«conquistar a todo precio» , no tuvieron sino solo objeto en sus prédicas y en sus
doctrinas: el pangermanismo;
el dominio de él fué la divisa…
la misma con que Fichte, había enviado sus discípulos al combate, diciéndoles:
« Conquistar o Morir» ;
hecha un campamento de pretorianos, Alemania encargó a sus filósofos,
de adiestrarlos espiritualmente para la Conquista, mientras sus tácticos los
adiestraban para los combates;
el Derecho divino de Alemania a conquistar el Mundo, se hizo un Dogma Nacional,
sin adversarios y sin incrédulos;
ya no hubo sino campeones de la Guerra, en todos los ordenes sociales;
del sacerdote al soldado y del sabio al menestral, todos fueron apóstoles de ese credo,
y profesores de sea doctrina;
los protestantes, como los católicos, los ortodoxos como los judíos, no tuvieron más
que una Fe; la Fe en el Pueblo Electo por Dios, para salvar al Mundo…
y un solo amor desbordante y ciego: el amor a la Horda Alemana, que sintetizaba los
ideales de ese Pueblo;
y, ese Pueblo de rodillas ante los asesinatos futuros, ya no pensó sino en cometerlos;
esclavos, los más esclavos de los hombres, llevando su abyección, a las perversiones
de la más extraña bajeza, sintiendo en el roce de la cadena, una voluptuosidad
desconocida para los otros hombres, los germanos vivieron en la escuela del pillaje,
preparándose para la devastación del Mundo…
cuarenta años de preparación para la guerra esperando la ocasión de declararla…
cuarenta años la jauría atraillada esperando ser soltada sobre el mundo que era
su presa prometida;
al fin ese día llegó;
el aullido de esa horda había durado cuarenta años…
a la vista de los campos abiertos a su pillaje y que ya tenían el anticipado olor
de la matanza, la horda susultó de gozo, y, desperezó sus fauces, hambrientas
de las salvajes carnicerías;
y, el Mundo tembló bajo los pasos de la horda;
¿quién desencadenó ese huracán de hombres sobre la Tierra?
¿quién tapó sus oídos con el cemento del Rencor, y sus ojos con la venda de
las peores pasiones, para no oír el clamor de los pueblos que querrían vivir, y,
no ver la faz angustiada de los pueblos que no querrían morir?
¿quién perdió el fuego de esta hoguera?
¿quién lanzó al mundo en ella?
un Hombre…
uno solo;
el Rey de Prusia…
he ahí el Crimen de un Hombre…
si…
he ahí el Crimen de un Pueblo…
el Crimen de un Sistema…
el Crimen del Poder Absoluto;…
el Poder Absoluto, produjo esta Catástrofe Absoluta;
suponed que en vez de reyes, hubiera habido pueblos…
la Paz sería;
un Pueblo libre, no habría ido nunca contra la libertad de los otros pueblos…
se necesitaba un Monstruo Coronado, para coronar al Mundo con esta
Monstruosidad;
el Poder Absoluto, es, el Crimen Absoluto;
el Derecho Divino, es la negación del Derecho Humano;
un Rey, es la negación de un Pueblo;
donde existe el derecho « Real» , no existe la realidad de ningún Derecho…
el Rey, ocupa el lugar del Pueblo;…
la Soberanía Real, usurpa la Soberanía Nacional;
los dos poderes son antagónicos;
las dos soberanías se destruyen entre sí;
donde existe la una, es necesario que desaparezca la otra;
la embriaguez de los esclavos, creó un día, la demencia de los Césares;
quien dijo César, dijo: Crimen;
donde el Crimen se corona, se cría un Imperio;
y, donde aparece un Imperio, desaparece un Puelo;
treinta años de farsa imperial, habían hecho creer al Rey de Prusia,
que era algo más que un Mimo Coronado;
la imbecilidad de sus súbditos, habían hecho de él, un súbdito
de su Imbecilidad;
y, se creía un Dios;
aquel galeote de su propia demencia,
estaba de antemano destinado a su trágico papel, y creyó llegada la hora,
de imitar el gesto de otro Imperial Histrión, y, prendió fuego al Mundo,
como aquel había incendiado a Roma;
y, la Guerra Mundial, fué el fruto de la Locura Imperial;
quien dice Imperio, dice Conquista;
quien dice Conquista dice Guerra…
quien dice Guerra, dice: Muerte;
el Derecho de Conquista, es la negación de la Conquista del Derecho;
quien dijo Conquistador, dijo Malhechor;
toda Conquista es un Robo;
hablar del Derecho de Conquista, es hablar del Derecho del Crimen;
esa no es una nueva Fe;
es un dogma tan viejo como el Mundo;
viene de la parcelación del Paraíso;
¿qué es la historia del Mundo, desde la Biblia hasta nuestros días,
sino la historia de los Conquistadores?
desde las horas de David a las de Atila;
de las legiones de Perseo a las de Mario;
de los caballeros cruzados de Godofredo, a los caballerizos coronados
de Bonaparte;
y, de estos a los lacayos reales y granducales de Guillermo II, la historia
de la conquista y de los conquistadores es una misma;
el desenfreno de la Bestia;
la Odisea del Pillaje;
todos los conquistadores, son : el Conquistador;
es decir : el Bárbaro;
la Barbarie, no es un estado de Cultura;
es un estado de Animo;
un Criminal, es siempre un bárbaro, aunque calce los guantes de Pranzzini;
un esclavo, es siempre un bárbaro, aunque escriba los Aforismos de Epicteto;
un tirano, es siempre un bárbaro, aunque escriba los « Comentarios» de César;
un Conquistador es siempre un bárbaro aunque llegue a reconstruir el Partenón;
en las filas obscuras de la barbarie, Bayaceto y Napoleón, tiene un mismo rostro;
ambos son : el Bárbaro;
el Mundo nuestro, se creía fuera de la Barbarie, cegados por los espejismos de
Progreso…
nada más negativo, y nada más frágil, que la Civilización de la cual se enorgullecía
el Mundo;
era el cubil en el que dormía la fiera;
la roca sobre la cual afilaba sus garras poderosas…
la Barbarie vivía en el corazón de Europa, porque en él,
vivía el Espíritu de Conquista;
vivía en la casta militar de Alemania, orgullosa y corrompida;
en los « héroes» degenerados de Saverne;
en los caballeros de la Tabla Redonda, de la cual era copero mayor,
el Príncipe de Eulemberg;
en todos esos pretorianos del Bajo Imperio, olorosos y perfumados
de Serrallo;
esos futuros conquistadores de Europa, esperaban impacientes al
pie de sus caballos enjaezados;
y, la Europa, amedrentada miraba hacia ellos, queriendo averiguar
en la oscilación de sus penachos, los derroteros de sus destinos;
el viejo y, pensativo cuervo de la Diplomacia, era una urraca asustada,
que no se atrevía a sacar la cabeza fuera del nido por miedo a que el sable
se la cortase…
el Miedo, era el Soberano del Mundo;
ese Miedo dejó que Austria, pusiese su mano decrépita sobre Bosnia
y sobre Herzegovina, añadiéndolas como dos flores más a la corona
de los Habsburgos, que se hundía hasta el cuello, en la cabeza del
sombrío Agamenón de los desastres;
la Europa occidental, no pudiendo vencer, parecía privada del don de prever;
no pudiendo evitar la Conquista, se aprestaba a sufrirla;
en el naufragio de todos sus principios, no tuvo ya sino un fin : la Paz…
a este Ídolo, sacrificó todas sus glorias…
ante el altar de esa Deidad, el dilema quedó planteado : « resistir o sufrir» …
optó por lo último;
cerró los ojos, para no ver venir los acontecimientos, creyendo conjurar el
peligro con volver el rostro;
pobre avestruz doloroso, al cual el golpe del sable, vendría a herir en las alas
temblorosas obligándolo, a sacar la cabeza envilecida;…
la Europa, presentó la dimisión de Soberana de los acontecimientos, y, el
dominio del Mundo, quedó pendiente de la espada de Alemania;
el golpe de Agadir, no hizo sino retemblar el acero de esa espada;
el Mundo sacrificó su decoro a su quietud;
para preservarse de la Guerra, abdicó el Honor;
y, se declaró, vencido por Alemania, antes de combatir;
en esa atmósfera de resignación y de envilecimiento colectivo…
¿dónde podría estallar el rayo que incendiara el Mundo?
no habrá lugar para él, en los cielos mentirosamente serenos, que parecían
sometidos también al veredicto de la Fuerza;
el Carro de la Guerra yacía encallado, inmóvil, por falta de combustible
para marchar;
¿qué iba a hacer de sus cañones, el Imperio bélico, cuyo brazo se fatigaba,
de tener en alto una espada que no hería?
he ahí que un niño vendría a decírselo, y, a empujar con sus manos
ensangrentadas el carro destructor, marcándole los siniestros derroteros;
el heredero de la corona de Austria y la vieja institutriz, que era su mujer,
fueron asesinados en Sarajevo, por un estudiante servio, que creyó vengar así
su patria mutilada;
y, he ahí que el fantasma de Edipo, se alza sobre el hipogéo que le sirve de trono,
y, ordena el castigo del « Crimen»;
¿en quién?
¿en el asesino?
no;
en la Patria Heroica que lo vió nacer;
la caquexia imperial, desató el rayo sobre Servia;
la Momia polvorienta, sacudió sobre el pequeño reino su manto de cenizas…
el « Ultimátum» , fué enviado a Servia;
nunca la demencia senil, de un amo de hombres, había llegado a tal grado
de brutalidad desnuda…
he ahí que otro idiotismo coronado avanza…
el César hilarizante de Berlín, aparece, dispuesto a salir de la Farsa para
hacerse trágico…
y, la guerra estalla…
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